Hace unas
semanas se celebró el séptimo aniversario del movimiento 15-M y pocos días después, el 24 de mayo, se cerró un capítulo
importante del culebrón de la trama Gürtel
al hacerse pública la sentencia del caso
en la que 29 de los 37 acusados, gran parte de ellos cargos y excargos del
Partido Popular, han recibido penas que suman un total de 350 años de cárcel. A
Francisco Correa le han caído 51 años y a Pablo Crespo 37. A Luis Bárcenas, además
de 33 años, le han caído 44 millones de euros de multa, y el propio PP en su
conjunto ha sido condenado a pagar otra multa de 250.000€ como partícipe a
título lucrativo.
Al día siguiente
de conocerse la sentencia, el 25 de mayo, el PSOE registró una moción de
censura contra el gobierno de Mariano Rajoy que tan solo una semana después ha
salido adelante, provocando la dimisión del presidente y la formación de un
gobierno socialista con Pedro Sánchez a la cabeza… Ha sido todo tan rápido que
todavía no hemos podido hacernos a la idea. Hay quien dice que en todos los
partidos políticos hay sinvergüenzas, pero es que en el caso del PP son una verdadera
plaga, y el que no quiera verlo o es imbécil o es una mala persona. Durante los últimos seis años y medio
hemos tenido que aguantar, aparte de los innumerables casos de corrupción entre
sus filas, una serie de políticas retrógradas basadas en la privatización de
las ganancias y la socialización de las pérdidas, con grandes injusticias como la
oferta de una amnistía fiscal para los defraudadores mientras aumentaban los recortes
en servicios sociales y se especulaba con la vida de la gente,
y con ataques a la libertad de expresión como la Ley Mordaza, por no hablar de
la pésima gestión de la más reciente crisis catalana.
Sinceramente
no entiendo cómo podemos haber tenido durante tanto tiempo de presidente a un impresentable
que decía continuamente cosas sin sentido,
y que en lugar de abordar los problemas dejaba que se enquistaran, cerrando los
ojos ante todos los trapicheos que había a su alrededor (si es que él mismo no
formaba parte de ellos)… Ya está bien de que nos tomen el pelo, va siendo hora
de abrir las ventanas y dejar que entre un poco de aire fresco.
Este gran cambio
de los últimos días me ha inspirado a rebuscar entre mis
archivos y hacer una selección de veinte de mis fotos, sacadas en paseos por Valencia
y también por otras ciudades, de detalles que tienen como temática común el inconformismo y la rebeldía frente a la situación política de estos
últimos años. La selección incluye bastantes muestras
de arte urbano, varias de ellas de Escif,
que suele tratar estos temas políticos en sus piezas… Esta semana colgaré las
diez primeras, y el resto las dejaré para un poco más adelante. Feliz Gobierno
Nuevo.
En los últimos años la época de finales de mayo y principios de junio ha
resultado siempre muy atareada en mi trabajo, y me ha obligado a recurrir más a
menudo que de costumbre a esos pequeños trucos para publicar entradas en el
blog sin tener que dedicarles tanto tiempo… Así, en junio de 2013 colgué una
selección de fotos de edificios antiguos en Valencia
y en mayo de 2014 recurrí a imágenes de graffiti
tomadas en las calles de la ciudad. En junio de 2015 publiqué otra entrega de
fotografías de arte urbano
y eché mano de un poema de Jorge Manrique
en el que la parte original mía era la selección de los enlaces a vídeos de
YouTube relacionados.

En lo que llevamos de mayo este 2018 ya he recurrido a una selección de canciones,
relativamente más fácil de hacer, y a las fotos que saqué hace poco en el Museo del Carmen;
pero esta semana aún estaba hasta arriba de trabajo, así que no he tenido más
remedio que hacer en el último momento este refrito
que estáis leyendo, como las telecomedias americanas de los años noventa,
estilo El Príncipe de Bel Air o
Primos Lejanos, cuando incluían
episodios recopilatorios de los mejores gags de
anteriores temporadas… Sí, reconozco que es un truco bastante rastrero por mi
parte, pero no os preocupéis, que dentro de poco llegará el calorcete para quedarse,
y coincidiendo con el inicio del verano
ya tendré tiempo para preparar entradas de mayor enjundia… Tened un poco de
paciencia.
Aprovechando que dentro de pocos días se estrena Solo: A Star Wars Story
he querido hacer hoy unas cuantas reflexiones acerca de The Last Jedi, el
octavo de los nueve episodios de Star Wars centrados en la familia Skywalker.
Este post va a ser un poco más friki de lo habitual en el blog, así que
disculpad los que no seáis especialmente aficionados a la saga. En la entrada
que mi amigo Sergio Mars dedicó en su blog a la película podéis leer un comentario mío
que no es sino una versión aún más friki de lo que aquí podéis leer, con más
ejemplos particulares y menos reflexiones a nivel general. Han pasado ya varios
meses desde el estreno, pero por si las moscas aviso a los que no la hayáis
visto aún que voy a hacer spoilers a mansalva.

El anterior episodio, The Force Awakens, me produjo sensaciones
encontradas, porque estaba muy bien hecha pero después de reposarla unos días y
dejar pasar la emoción inicial me quedó claro que era un calco de la primera película,
el Episodio IV… Me gustó algo más Rogue One, que aunque empieza lenta va cogiendo
ritmo en su segunda mitad. Me alegró saber por las noticias que el Episodio
VIII sería dirigido por Rian Johnson; además de ser al parecer un gran fan de
las películas originales, su anterior film, Looper,
me encantó. Y mis esperanzas se cumplieron, porque The Last Jedi es con
diferencia el que más me ha gustado de estos últimos tres estrenos… Sin embargo
es asombroso que a día de hoy en Rotten Tomatoes tenga un 91% de puntuación de los críticos
y sin embargo un mísero 46% del público.
Esta oleada de malas críticas por parte de algunos fans (no son todos, pero
sí los más ruidosos y “fanáticos” en el mal sentido de la palabra) se debe a
que no se han visto confirmadas sus teorías sobre el malvado de turno, o sobre
cómo todo el mundo tiene que estar emparentado de alguna manera… Sinceramente,
muchos de estos chicos tienen demasiado tiempo libre y sin embargo sus
conclusiones y predicciones carecen de la más mínima originalidad; solo esperan
reiteraciones calcadas unas de otras, la misma película una y otra vez con
distinto envoltorio, algo que concuerde exactamente con sus expectativas
particulares y que les haga sentir punto por punto igual que al ver de niños la
trilogía original. Me parece que, paradójicamente, las buenas valoraciones de los críticos y las
malas de los fans decepcionados se deben a la misma razón: esta película no es más de lo mismo. Y que conste que
ya lo advertía el propio Luke Skywalker a los fans en uno de los trailers: “This is not going to go the way you think…”.

Me centraré aquí sobre todo en el personaje de Skywalker y en los aspectos
más directamente relacionados con la Fuerza. La peli muestra a Luke como el último de los Jedi: un héroe en
horas bajas, con imperfecciones, que ha fracasado en su tarea de entrenar al
hijo de Han y Leia y, desencantado de todo, se ha alejado del conflicto y se ha
recluido en una isla remota de un remoto planeta. Yo entiendo en cierto modo la reacción y las quejas de Mark Hamill
por los cambios en el tratamiento de su personaje; al fin y al cabo, es un rol
en el que se ha pasado cuatro décadas encasillado (doblajes y Joker de
animación aparte). Lo que no entiendo es cómo algunos fans se han tapado los
ojos y los oídos a partir del momento en el que Luke tira el sable de luz al
principio de la película, sin darle a esta ni una sola oportunidad. Aún diría
más: son estos mismos fans integristas los que han encasillado a Hamill, los
que han convertido a Skywalker en el punto alrededor del cual gira toda la vida
de este, haciendo que la evolución del personaje le haya sentado tan mal.
Que Luke tire el sable que Rey le ofrece me parece una jugada muy valiente
por parte de Rian Johnson (creo que, aparte de George Lucas en la peli
original, Johnson es el único en haber firmado en solitario un guión de la
saga; supongo que por eso habrá hecho lo que le ha venido en gana). Hay muchos
otros cambios respecto a la trilogía original bastante atrevidos: por ejemplo,
la última escena no se centra en los protagonistas, como suele ser lo normal,
dando a entender que cualquiera puede ser poderoso en la Fuerza
independientemente de su linaje. Y hay muchísimos cambios con respecto a lo
trazado en el Episodio VII, lo que Kevin Smith en su análisis llama momentos “Que
te jodan, J.J. Abrams”: Luke despreciando el sable de luz, la inesperada muerte
de Snoke, la constatación de que Rey no es una Skywalker ni una Kenobi… Ninguno
de estos puntos me molestó, me parecieron bien precisamente porque se alejaban de lo previsible, que es lo que
yo le pido a una buena película. En el film se exploran además nuevas
posibilidades en relación con la Fuerza que pueden dar mucho juego: la
comunicación a distancia entre Rey y Kylo (la dinámica entre ellos me parece
muy interesante), la proyección astral de Luke, Yoda (confieso que me emocioné
cuando lo vi aparecer) lanzando un rayo desde el Más Allá…

Creo que la película tiene varias grandes escenas, de las que permanecen en
la memoria… Me gustó el toque de humor al principio, cuando Poe se hace el
sordo con el intercomunicador mientras habla con el General Hux; me recuerda a
la escena de “Todos bien aquí… ¿vosotros bien?”
de Una Nueva Esperanza, aunque sin ser un calco. En cuanto a humor, también es
muy buena la escena de la plancha que parece una nave que parece una plancha
(si no la habéis visto no sé cómo explicárosla). Me gustó todo el
enfrentamiento en el salón del trono de Snoke,
con no uno sino dos giros de guión que realmente no te esperas;
y entre estos dos, una lucha de sables de luz estupenda que debería haber
contentado hasta al más recalcitrante de los haters de Internet… Y el salto al hiperespacio de la Almirante Holdo
a través de la flota de la Primera Orden es de esos momentos que quitan el hipo,
realmente grandioso.
También hay varias escenas fantásticas con Luke. Kevin Smith, apasionado de
la saga desde pequeño, explica que lloró (y además llora de nuevo al recordarlo,
como podéis ver en el minuto 22 de su análisis en YouTube)
cuando vio la parte en la que Luke se reencuentra con R2-D2 (pensad por un
momento en la de cosas que habrían cambiado si el otro androide no se hubiera averiado años atrás, en Tatooine)
y este le vuelve a proyectar el holo-mensaje de Leia de la película original… Si
lo pensáis, es una imagen muy, muy potente: la última vez que Luke vio el
mensaje era un joven granjero, y las palabras de esa desconocida y guapa
princesa eran una invitación a unirse a la Rebelión, correr aventuras y huir de
la rutina del lugar donde creció; ahora han pasado treinta años y es un Maestro
Jedi escuchando las palabras de su hermana, que de nuevo necesita ayuda… solo
que ahora él comprende de verdad todo lo que está en juego, y eso lo rompe por
dentro… Magistral.

El enfrentamiento de Luke con los AT-AT y con Kylo
al final de la película también es memorable (ese momento en el que se limpia
el polvo del hombro… ¡qué bueno!). Muchos piensan que habría quedado mejor si Luke
hubiera estado allí en persona, y tal vez sea verdad, pero me parece muy
valiente por parte de Johnson haberse desviado también aquí del camino más
trillado. Muy chula la última frase que le dice Luke a Kylo, “See you around,
kid”, precisamente lo que Han Solo le decía a él en la trilogía original… Y muy
emocionante la imagen del verdadero Luke en el otro extremo de la Galaxia,
desvaneciéndose hacia el Más Allá tras el gran esfuerzo realizado, contemplando
unos soles gemelos distintos de
los que le vieron crecer en Tatooine, y con ese peaso de música sonando…
En resumen: que a mí sí me ha gustado mucho la peli, aunque no sea
perfecta, y que no entiendo cómo algunas personas pueden ser tan obtusas y
cerradas de mente… Es un hecho contrastado que la industria del Cine (al menos
la americana) arriesga cada vez menos: de las veinticinco películas más
taquilleras del año pasado, solo dos tenían un guión original, mientras que el
resto eran todas remakes, secuelas, reboots o adaptaciones de cómics o libros.
En un panorama como este, es de agradecer que Johnson le haya dado un soplo de
aire fresco a una de las franquicias más asentadas de las últimas décadas,
ahora en manos de la todopoderosa Disney; ha sido valiente y ha llevado la
historia en nuevas direcciones, consiguiendo sorprender al público y generando un debate al respecto como jamás
habría cabido esperar.

Son varios los mensajes que se pueden sacar de la película para aplicarlos a nuestra vida cotidiana.
En lo referente a Rey, Johnson deja claro que lo que define a un personaje no
es su apellido familiar o su Pasado, sino sus acciones y su potencial de cara
al Futuro; este tema de que nos define lo que hacemos y no lo que somos ya se
tocó de forma brillante (con humanos y replicantes) en Blade Runner. En lo
referente a Luke, Yoda le dice que no hay que estancarse en el Pasado, que hay
que atreverse a mirar hacia delante y evolucionar; y si se fracasa, uno aprende de esos fallos y se vuelve a levantar. Este fragmento con Yoda
y otros cuantos a lo largo del film parecen trascender la propia ficción, son mensajes
subliminales de Johnson a los fans más inmovilistas para que intenten ver la
película sin preconcepciones ni prejuicios… Yo personalmente considero los
riesgos corridos por el guionista y director no como un fallo, sino como un
gran acierto.
En 1980 también hubo gente a la que no le gustó El Imperio Contraataca por
su tono oscuro y alejado del de la primera película, y sin embargo ahora es
considerado el mejor capítulo de la serie; supongo que con el paso del tiempo
bastantes de los que que odian el Episodio VIII cambiarán de opinión. Algunos
de los que ahora echan pestes de él son como esa sobrinita de dos años que te
pide una y otra vez que le pongas
la misma película de animación… Llega un momento en el que hay que madurar,
salir de la zona de confort y arriesgarse con algo distinto.
Hace unas semanas
os dije que quedaba pendiente publicar una selección de las fotografías de mi
visita al Museo del Carmen
el pasado 6 de abril… Siempre me ha parecido un lugar con encanto, lleno de
rincones interesantes en los que husmear y muy agradable y tranquilo para pasear, pero
aquel día me sorpendió descubrir en el Claustro Renacentista nada más y nada menos que un dragón, que aportaba
al lugar un halo de misterio
todavía mayor… Me reservo para más adelante las fotos de la exposición de Okuda
que vi ese mismo día; disfrutad por ahora de las que tomé en el resto del museo.