lunes, 3 de abril de 2017

Cine por Venir


Aunque suene a contradicción, a pesar de ser un cinéfilo empedernido resulta que casi no veo cine de estreno, y menos aún estos últimos años… Normalmente estoy muy, muy ocupado con otras cosas, a lo que se suma lo caro de las entradas y lo maleducados que se han vuelto algunos espectadores, sobre todo los más jóvenes, que no dudan en ponerse a mirar sus móviles cada cinco minutos deslumbrando al personal, o incluso hablar en voz alta y sin ningún miramiento durante la peli. Sí visito las salas de cine en el caso excepcional de películas que he estado esperando con especial atención o que merecen verse en pantalla grande, y para evitar a los espectadores molestos intento hacerlo los primeros días tras el estreno o en las salas de versión original… Como ejemplos de este caso me vienen a la mente ahora mismo, de los últimos dos o tres años, Mad Max: Fury Road, Ghostbusters, Rogue One o Arrival.

El resto de las películas que parecen tener buena pinta las veo sin prisa, más adelante, en casa de algún amigo, por Internet o incluso cuando las echan por la tele mucho después de su estreno. No me agobia la idea de no haberlas visto antes que los demás; lo hago para mi propio placer, y no por algún tipo de competición obsesiva, y no suele preocuparme demasiado que me caiga algún spoiler de vez en cuando. Como no pienso morirme en el futuro inmediato tampoco me asalta la absurda inquietud de quedarme sin verlas; y si resulta que va y me muero, tendré cosas más importantes en que pensar antes que en mi lista de visionados… La mayoría de las veces mi paciencia acaba siendo recompensada y puedo ver la peli en cuestión sentado en mi sofá, cómodo, tranquilo y en silencio, en alta definición y en una pantalla que no está nada mal de tamaño… y si tengo suerte y la pasan en La Primera, sin anuncios.




Dicho esto, hay otra cosa que también resulta bastante curiosa: para decidir a qué películas tengo que estar atento más adelante, suelo ver los trailers que van saliendo en YouTube, ojeo las noticias de prensa acerca de los estrenos y leo las críticas de Cine que se publican en Internet. No sé si os he comentado alguna vez en el blog que mi crítico online de cabecera, el que más suele acertar si una peli me va a gustar o no, es James Berardinelli, que cada semana actualiza con dos o tres títulos nuevos su página Reelviews… Y aquí es donde viene la parte curiosa de la historia: toda esta información me permite hacerme una idea bastante aproximada de qué películas son buenas y cuáles no, y suelo recomendarlas a mis padres, a mis compañeros de trabajo o a mis amigos sin haberlas visto (y avisándoles de que no las he visto, por supuesto; aquí no engañamos a nadie). Lo mejor del asunto es que la mayoría de las veces suelo acertar.

En otra ocasión os enlacé en La Belleza y el Tiempo a los trailers de mis películas favoritas de ciencia ficción ordenadas por décadas; pelis por tanto que en su gran mayoría ya había visto, o no podrían ser mis favoritas, lógicamente… Hoy os propongo que visionéis diez trailers de películas que todavía no he visto pero que, ya sea por el trailer, por la crítica o por ambos, me dan buena espina, y que posiblemente acabarán también entre mis favoritas. Algunas han aparecido recientemente en la cartelera y otras no se han estrenado aún. Espero que no os importe que los enlaces estén en inglés; es como veo siempre los trailers, sobre todo porque su doblaje al castellano no suele ser el definitivo y a veces es bastante malo… Veremos si el Tiempo me da la razón en lo que respecta a estas recomendaciones: no sé cuándo ni dónde lo comprobaréis vosotros, pero en la mayoría de los casos yo seguramente lo comprobaré en Antena 3 o en La Primera, ya en mi nuevo piso, dentro de un par de años.




Dunkirk
 
Get Out
 
El Bar
 
IT
 
Logan
 



martes, 28 de marzo de 2017

Grietas en la Pared (II)


Los que sigáis el blog a menudo sabréis que, en lo que respecta a mis paseos fotográficos por la ciudad, tengo debilidad por los lugares abandonados. Ya hace unos años (cómo pasa el Tiempo, parece que fue ayer) publiqué una selección de algunas de mis fotos de edificios en ruinas de Valencia, y he pensado que es un buen momento para colgar una segunda selección de temática similar. Espero que podáis disfrutar, como yo, del extraño y melancólico encanto de las grietas en la pared, las puertas tapiadas y las goteras en el tejado.












martes, 21 de marzo de 2017

Gran Profesional y Mejor Persona


Desde hace unos meses me he aficionado bastante al canal #0 (se lee y se pronuncia “Cero”) de la plataforma Movistar+ (se lee “Movistar Plus”), la que antes era conocida como Canal+ (supongo que ya sabéis cómo se lee). Es una cadena de pago, pero cuelgan muchos vídeos en abierto (y sin rayitas) en su canal de YouTube, y de ahí pico de vez en cuando contenidos de diversos programas… El que no me pierdo nunca es Late Motiv, el late night de Andreu Buenafuente, que lleva poco más de un año emitiéndose de lunes a jueves. Como lo veo por YouTube no os sabría decir a qué hora lo hacen; eso es precisamente lo bueno, que ahora lo pongo en el ordenador cuando quiero, porque antes, en la tele normal, y como le recriminaba a Buenafuente su propia madre, “siempre iba muy tarde”.




Andreu Buenafuente es un humorista de Reus que, aun habiendo tocado muy diversos formatos como radio, teatro o cine, es más conocido por sus programas de televisión. Empezó allá por 1992 en la TV3, la televisión autonómica catalana, como colaborador en el programa Persones Humanes, de Mikimoto. Por aquella época, según en qué zonas de Valencia, se podía coger la señal de la TV3, y recuerdo que yo lo veía de vez en cuando. Poco después, en la segunda mitad de los noventa, Buenafuente empieza a presentar sus propios programas de variedades, como Sense Títol, Sense Títol 2 y Sense Títol Sense Número, y ya prácticamente en el nuevo milenio La Cosa Nostra y Una Altra Cosa, todos ellos en TV3 y con su productora El Terrat. Aunque el nombre y algunos de los colaboradores iban cambiando, el formato era muy parecido en todos ellos. En 2005 el humorista se pasa a la televisión nacional (y a la lengua castellana) con el late night Buenafuente, que se emitía desde Barcelona, primero en Antena 3 y luego en La Sexta como BFN. A finales de 2013, y también en La Sexta, conduce su penúltimo late, En el Aire; y a principios de 2016 lo ficha Canal+ (que se convierte días después en Movistar+) para presentar Late Motiv, el buque insignia de #0, esta vez desde Madrid.




La idea de la entrada de hoy es explicaros todo esto adjuntando una selección de algunos de los mejores vídeos del programa, así que allá vamos, empezando por el principio, es decir, por el monólogo inicial en el que se tratan diversos temas de actualidad desde un punto de vista jocoso pero muchas veces con una fuerte carga crítica… Después vienen las distintas secciones, que suelen tener una periodicidad semanal; los anteriores proyectos de Buenafuente, tanto en la televisión catalana como a nivel nacional, nos han dejado grandes colaboradores y personajes para el recuerdo, y Late Motiv no se queda atrás. Hay que citar en primer lugar el consultorio de Berto Romero, que lleva ya muchos años colaborando con Andreu. En esta edición del late Berto está más comedido en comparación con su época salvaje, pero algunas de las consultas que atiende son desternillantes… Tengo serias dudas acerca de si en algunos casos son verídicas o están preparadas, pero la verdad es que me daría igual si se tratase de lo segundo, lo importante es que te ríes un montón con ellas… Casi tan divertido como Berto es el más reciente colaborador David Broncano, presentador de Loco Mundo, otro de los programas de #0, con el que he aprendido algunos palabros como Pachachoch, Jibiri, Pachamama, Moñeco, Panoja… ¡Solo de decirlos se te llena la boca!

También visita el programa cada semana (o más bien le visita Andreu a él) el irreverente Javier Coronas, y de vez en cuando sale haciendo sus imitaciones el gran Raúl Pérez (para irreverente, su tremenda imitación de Pablo Echenique). Después tenemos al inclasificable Juan Carlos Ortega con su humor surrealista y sus imitaciones de voces, en las conexiones con un ficticio programa radiofónico… Y no podemos dejar de citar al chanante Joaquín Reyes con sus descacharrantes noticias de Edición Limitada, con el personaje de Devon Knight; no os perdáis la ocasión en la que, en el culmen de la irreverencia, Knight salió, sin darse cuenta, con la chorra fuera.




Para terminar con la lista, tenemos otros colaboradores ocasionales como Ignatius Farray, el ya clásico David Fernández y la gran Silvia Abril, que además de muy grande es también la mujer de Andreu… Pero dejadme que cambie de tercio y os hable de otro de los puntos fuertes del programa: las entrevistas que Buenafuente realiza cada noche. A lo largo de su carrera el showman siempre se ha caracterizado por la calidad de los invitados, pero creo que en esta etapa más reciente la gente a la que traen es especialmente interesante, gente que tiene cosas que aportar, y además les dedican el tiempo suficiente, sin necesidad de soltar una chorrada cada dos minutos “para que no decaiga el ritmo”, como hacen en otros programas con invitado. Así, viendo Late Motiv he aprendido cosas nuevas e interesantes con Eudald Carbonell, Santiago Auserón o Juan Torres, por ejemplo.

Incluso cuando el invitado no es tan interesante, Buenafuente hace que la entrevista valga la pena: impagable el inicio de la charla con el psicólogo y best-seller (y algo capullo) Rafael Santandreu, que previamente les había enviado, sin encomendarse a Dios ni al Diablo, el texto completo de la entrevista, incluyendo las preguntas y las respuestas, para ir sobre seguro y lucirse a gusto… Os dejo que miréis el enlace para descubrir lo que pasó después. ¡Grande, Andreu! Para dar una de cal y otra de arena, tengo que confesar que hay una cosa que no me acaba de gustar de las entrevistas, y que Late Motiv comparte con todos los late nights americanos que he visto: el sillón del entrevistado es algo más bajo que la silla del entrevistador, lo cual supongo que formará parte de una sutil treta psicológica para que Buenafuente lleve la iniciativa y no se deje avasallar por el invitado, pero francamente no me parece de muy buena educación. Algo parecido sucede cuando al entrar los entrevistados Andreu les saluda desde lo alto del escalón del plató… Si hay alguien más que se haya fijado en estos detalles y tenga su propia opinión o más información que aportar al respecto, que lo haga, por favor, que me interesa.




Ya para ir terminando con los contenidos de Late Motiv (y con la entrada), decir que es uno de los pocos programas que quedan en la tele con orquesta propia y con buena música en directo… En resumen: que os lo recomiendo encarecidamente. Si os ha gustado mi selección, ¿a qué estáis esperando para echarle un vistazo a los demás vídeos? Como ya os digo, tenéis todos los programas disponibles en la Red.

¿Y qué más puedo decir de Buenafuente? Es desde hace años (casi podría decir que décadas) uno de mis valores más seguros a nivel de entretenimiento televisivo de calidad. Andreu, que ha reconocido varias veces en sus programas que no terminó sus estudios (creo que ni siquiera el Bachillerato), es un ejemplo clarísimo de que no hace falta tener una carrera universitaria para ser una persona inteligente, trabajadora, inquieta, culta, íntegra y con sensibilidad artística. Después de tanto tiempo viéndole en la tele, me he dado cuenta de que me cae muy bien no solo por las cosas que dice en plan gracioso o que pregunta en plan serio, sino también porque me da la impresión de que, por cómo las dice y por otros muchos detalles que percibo, realmente las siente de verdad, e independientemente del enfoque humorístico o más serio son casi todas cosas relevantes, que te aportan algo más allá del mero entretenimiento… En definitiva, un tío con mucha clase que no da puntada sin hilo; estoy seguro de que si lo conociera personalmente podría aprender de él un par de cosas y no saldría defraudado del encuentro. Cuando se trata de definir a Andreu Buenafuente en una sola frase, puedo decir sin temor a equivocarme, aunque suene un poco a tópico, que es sin duda un gran profesional y mejor persona.



martes, 14 de marzo de 2017

Bizca Valencia


Algo que no echaré de menos cuando me mude de piso serán las Fallas en Russafa: durante prácticamente una semana la zona de las calles Cuba y Sueca está colapsada por una marabunta que viene a contemplar la iluminación y los espectáculos sonoros… Que conste que las luces no me disgustan, sobre todo ahora que son LED y no malgastan tanta energía, pero lo de tener que ir a paso de caracol esquivando gente a cada instante es algo que me saca de mis casillas… Suelo visitar los monumentos de las categorías superiores, eso sí, yendo a primera hora de la mañana para no pillar todo el mogollón; y también me gustan los castillos de fuegos artificiales y la Nit de Foc, pero hace años que no voy a verlos porque la aglomeración es insoportable. Nunca me han gustado las partes de la fiesta que tienen que ver con el humo y el ruido, y de eso hay bastante durante toda la semana. Pasarme por la Plaza de la Virgen en los días de Ofrena es una opción que, aunque no elimina las multitudes de la ecuación, al menos te garantiza que no van a estar tirándote petardos a los pies cada cinco segundos.




Me pregunto si ahora que la fiesta es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad se reconsiderarán algunos de sus aspectos haciéndola un poco más civilizada, pero me da la impresión de que no va a ser así. Hay un importante porcentaje de población al que, como a mí, no le gusta todo el pifostio que se monta, y de hecho un gran número de amigos míos suele irse fuera de la ciudad durante estos días. Quiero pensar que todos esos valencianos palurdos y cortos de miras que acuden como borregos cada día a las mascletás a perder un poco más de audición y que se emborrachan en las verbenas bailando reguetón hasta las cuatro de la madrugada, despertando a los vecinos, meando en las esquinas y básicamente haciendo lo que les sale de los huevos no son la inmensa mayoría, simplemente son mucho más ruidosos y visibles que el resto de ciudadanos civilizados que se resguardan del caos dentro de sus casas o se quedan en sus correspondientes pueblos a lo largo y ancho de la Comunidad.




El motivo principal de esta entrada es hablaros del Himno Regional Valenciano que suena, entre otras ocasiones, en el momento de la Cremá, cada noche del 19 de marzo. Esta composición es relativamente reciente, y fue originalmente el Himno de la Exposición Regional de 1909, que supuso la exhibición en esta ciudad de numerosos avances tecnológicos como el alumbrado eléctrico, la escalera mecánica, el fonógrafo, el teléfono o el cinematógrafo, algunos de ellos vistos por primera vez en el país entero. La música del himno fue compuesta por el maestro José Serrano y la letra, inicialmente en castellano, era del poeta Maximiliano Thous. Se estrenó el día de la inauguración, en presencia del Rey Alfonso XIII y de otras autoridades, y tanto gustó al monarca y al público allí presente que por aclamación popular se tocó dos veces seguidas.

Maximiliano Thous compondría años más tarde la versión en valenciano de la letra, y a partir de 1925 se convirtió en el himno oficial de la región; hoy en día se le conoce como el Himno de la Comunidad Valenciana. Algunos políticos e intelectuales se mostraron, desde su mismo estreno en 1909, muy críticos con algunos de los versos, entre ellos el primero, que presenta a Valencia como subordinada a España… Yo ya os he comentado en alguna ocasión que no me suelo fijar mucho en la letra de las canciones, así que no me meteré en este tipo de jardines; pero os aseguro que la música me parece muy hermosa, me emociona cada vez que la oigo e incluso a veces me trae a la cabeza épicas y vibrantes escenas de película, totalmente inventadas, con el himno como banda sonora, en las que el clímax del triunfo final sobre la injusticia y la opresión coincide con el apoteósico final de la pieza.




Creo que el himno me gusta tanto no solo porque la música sea hermosa, sino también porque lo asocio a mi tierra, y más en concreto a mi ciudad, que es donde he vivido siempre… Pero me pregunto si al hacer esta asociación no me estoy dejando llevar por una imagen demasiado idealizada de Valencia. Creo que ha quedado claro con muchas de las entradas del blog que la considero una ciudad muy hermosa con una historia apasionante, y cuando paseo por sus calles me encanta cómo se entremezcla la Valencia del Presente con las distintas Valencias del Pasado; a lo que hay que añadir su agradable clima y esa maravillosa luz que tan bien supo capturar Sorolla en sus cuadros… Pero por otra parte me fastidia que desde fuera se nos conozca sobre todo por las Fallas, la Ruta del Bakalao y los pelotazos del PP. Está claro que Valencia tiene sus luces y sus sombras, y que si sus dirigentes y ciudadanos fuesen un poco más inteligentes se gastaría menos dinero en verbenas y masclets y habría por ejemplo una mayor inversión para investigación en nuevas tecnologías, como ocurrió hace un siglo en la Exposición Regional con el teléfono o las escaleras mecánicas

Creo que la gran emoción que siento al escuchar el himno no se asocia a la Valencia que tenemos, sino a la nostalgia de la Valencia que podríamos haber tenido si por ejemplo las cosas hubieran acabado de otra manera en 1939… Es la nostalgia de una Valencia que nunca ha existido y que ni siquiera sé si llegará a existir algún día, aunque en esto, como en muchas otras cosas, no pierdo la esperanza… Sí, tal vez esa es la clave, tal vez la emoción que siento no es tanto de alegría, por vivir en la mejor de las ciudades, como de esperanza, por poder llegar a ver una Valencia mejor antes de dejar este Mundo. Esperanza en el gran potencial que tienen esta región y esta ciudad, llenas de valencianos miopes y ruidosos que se empeñan en acompañar con la letra equivocada a la música perfecta.